miércoles, 20 de junio de 2007

SALON DE ARTE DEL FESTIVAL













AIRES DE TANGO

La vida es difícil para todos. Pero no para nosotros y menos para el que se gana la vida como un artista del trapecio y del hambre.
Madeline Millán

Josué Carantón S.
Magíster en Historia del arte

Pereciera que la historia de los artistas está ligada directamente a las letras de los tangos, no me refiero solo a su bohemia, si no a lo trágico de la misma. En un pasado siglo lleno de cambalaches para sobrevivir, el artista o hacedor de arte no estuvo ni estará exento de sus vaivenes y avatares, tanto es así que su forma de vida se torna en un constante trueque.

Algunos artistas trabajan con un fondo lleno de canciones e historias que le remiten a su cotidiana negación, estas historias de pobres hombres que ya no se quejan, como diría la Varela en su milonga de pelo largo, sino que lo cuestionan se interesan por su entorno, en este ejercicio el arte toma para si y se apropia de lenguajes múltiples para hacer de su quehacer una herramienta que si bien ya no se le tiene como visionaria, lo seguirá siendo en retrospectiva.

Los lenguajes recogidos en esta exposición permiten ver esta multiplicidad incluyente y dan cuenta de la diversidad de visiones y miradas en torno a un tema. Los juegos con la técnica, los conceptos y las propuestas emanan de esa caja de Pandora multicolor, donde las formas se mezclan, entrelazan y plantean particularidades para ser leídas desde las individuales perspectivas del espectador, permitiéndole a éste establecer un diálogo a través de los contenidos y presupuestos que su trasegar por la vida le ha dado.

Los lenguajes del llamado arte contemporáneo han cerrado, de hecho, las puertas a formas tradicionales de la plástica, sus supuestos discursos en torno a la inclusión se han cuestionado desde diferentes frentes y ponen cada día en duda su accionar, donde se ejemplifican, se teorizan y se teatralizan de manera poco ética las intervenciones, dejando tan sólo una experiencia para la hoja de vida del personaje de la acción, pero que a la comunidad tan solo le queda otra expropiación, esta vez la de su miseria o de su cotidianidad estetizada.

Parafraseando a Lucas Ospina quien dice que en Colombia se ha demostrado que no sólo las personas son víctimas de la violencia, sino también de las palabras, el artista, en su afán de responder al compromiso social, perpetúa lo que pretende denunciar y olvida —tal vez— lo más importante para su condición de hacedor: que la potencia de su arte no radica en manifestar con urgencia una opinión, sino en evitar que la capacidad generativa de su actividad se vea afectada por un empleo monolítico del lenguaje.

Un artista le decía a Ospina que uno se daba cuenta de que era artista tarde en la vida, cuando ya no se podía dedicar a otra cosa. Si un artista no puede evitar hacer lo que hace su condición, no puede ser motivo de admiración. Los llamados del arte son paradójicos, todo arte es exageración, pero el tono del arte siempre es sutil. Hacer demasiado ruido no contribuye a la condición de la mayor parte de las obras de arte; se entorpece la acústica y lo representado parece más grande que la vida misma, y cuando el arte se intenta fundir a la vida, al final siempre sobra el arte. Muchos de los artistas atribuyen a su obra una labor primordial de denuncia, de condena, de comunicación o de memoria, pero parecen desconocer que para que una obra de este tipo sea política no basta con darle la categoría, es necesario que ésta adquiera antes una dimensión política.

Por tanto es desde las políticas culturales que se le daría la dimensión necesaria al quehacer, a la visibilización y al artista, pues seguirán habiendo voces que reclaman desde sus particulares miradas la inclusión en los eventos y programas estatales.

Ésta es una alternativa para que sean el público y las obras los que establezcan un diálogo y saquen sus propias conclusiones alejadas de asépticos contenidos curatoriales y conceptualizaciones excluyentes para que la vida del artista no siga siendo la esencia de las letras del tango: el desasosiego y la desesperanza.
....
Esta actividad ha sido organizado por el señor José Augusto Rivera, miembro del Comité Tecnico del Primer Festival Internacional de Tango Ciudad de Medellin

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola, soy Fotografo y me gustaria hacer un seguimiento de todo el festival, pero tampoco encuentro suficiente informacion sobre la programacion. Horarios y lugares donde seran los conciertos de Malevo por ejemplo, o la exposicion que mencionan, etc ,etc.
No se si me pueden ayudar con alguna direccion o telefono donde informarme.
Mi nombre es david estrada, mi correo : destra888@gmail.com
y mi blog de fotografias es:
www.davidestradacolombia.blogspot.com

dioni blasco dijo...

hola y perdon por el atrevimiento. me podriais decir quien canta el negra veni??? muchas gracias y por favor dejadlo en un comentario en mi blog. gracias

NEGRA VENI
Letra de Antonio Viérgol
Musica de Alfonso Gagliano
Compuesto en 1926

La partitura dice que fue creación de la simpática actriz Mary Froio y
está dedicada a Juan de Dios Filiberto, "iniciador del tango canción".
Reprodujo su letra José Barcia en su libro "El lunfardo de Buenos
Aires". Recuerda Barcia que por el año 1923, en el teatro Coliseo
Rivadavia, más tarde llamado Fénix de Flores, lo cantaba la
jovencísima actriz Dina González, cariñosamente llamada La Gonzalita,
que se casó luego con el autor y actor Ángel Franco. En rueda
familiar lo canta ahora bellamente la escritora Lily Franco, hija de
Dina. (JG)

Vení no más, china linda, a mi lado.
Vení, por Dios, mi carta al recibir,
que ne la catrera, solo y amurado,
estoy y sé que me voy a morir.

Te llamo a vos porque sos la acoplada
que sólo amé y jamás podré olvidar,
y quiero, Esther, que al viejo camarada,
vos le vengás los ojos a cerrar.

Por aquel ángel que voló al cielo
y que en vida unió a los dos,
dame siquiera, negra, el consuelo
de que me muera viéndote a vos.

¡Cómo palpito cerca la muerte
porque mi herida es de gravedá,
y si las patas tiro sin verte
voy a batirte mi voluntá!

Quemá el retrato de mi viejita
qi yo estoy muerto cuando llegués,
que a nadie deja la pobrecita
que en conservarlo tenga interés.

Los cuatro trastos y la guitarra
vendelos todos a un Salomón,
y a las monjitas, largales vento
pa que me recen una oración.

Negra vení,
no me dejés que muera
lo mismo que una fiera.
¡Vení, por Dios!,
que aunque un tenebroso he sido
y en la crápula he vivido,
has doy cosas que he querido:
mi viejita y vos.
jadlo en mi blog